La Renovación Católica Carismática inició un retiro para estudiantes de la Universidad de Duquesne en Pittsburgh Pennsylvania en febrero de 1967. Los estudiantes habían pasado gran parte del fin de semana en oración, pidiendo a Dios les permitiera experimentar tanto la gracia del bautismo como de la confirmación. Los estudiantes, ese fin de semana, tuvieron una experiencia de Dios poderosa y transformadora, que después se conocería como “bautismo en el Espíritu”. Lo que habia pasado ese fin de semana y la experiencia del Espíritu pronto se difundió a través de toda la universidad, y después a otras universidades de todo el país.
La experiencia carismática fué pronto, algo que trascendió las universidades y empezó a tener impacto sobre las parroquias ordinarias y otras instituciones católicas. Se formaron pequeñas organizaciones y redes. Se iniciaron las conferencias católicas carismáticas, con más de 30,000 en Notre Dame, campus South Bend Indiana en los mediados de los 1970s.
La Renovación llamó la atención de la Iglesia y los líderes del movimiento conocieron al Papa Pablo VI en 1975 asi como con el Papa Juan Pablo II varias veces. Además, varias de las conferencias episcopales de varios países, han escrito cartas pastorales animando y apoyando al movimiento. La Renovación Católica Carismática no es el único movimiento mundial unificado. No tiene un fundador o grupo de fundadores así como muchos otros movimientos. No tiene lista de miembros. Es una colección altamente diversa de individuos, grupos y actividades – comunidades de alianza, grupos de oración, pequeños grupos para compartir la fe, parroquias renovadas, conferencias, retiros y hasta participación en varios apostolados y ministerios – , comúnmente bastante independientes los unos de los otros, en diferentes niveles y maneras de desarrollo y con un énfasis distinto, pero que a pesar de ello, comparten la misma experiencia fundamental y luchan por las mismas metas generales.
El común denominador del movimiento es el “bautismo en el Espíritu Santo”. Para mucha gente, este derramamiento del Espíritu en una forma nueva, poderosa, que transforma vidas se realiza en el contexto de un seminario diseñado especialmente llamado “Vida en el Espíritu”, aunque muchos han sido “bautizados en el Espíritu” fuera de dicho seminario.
La Iglesia que nació al impulso del Espíritu el día de Pentecostés sólo puede ser renovada mediante el poder divino de ese mismo Espíritu. El Espíritu Santo es el principio que da vida a la iglesia y es a la vez su principio renovador. S. S. Juan Pablo II, haciéndose eco del Concilio lo ha formulado: “El Espíritu Santo es la fuente y el motor de la Renovación de la Iglesia de Cristo”.
El Espíritu Santo habita en la iglesia y en el corazón de los fieles como un templo y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos, guía a la Iglesia a toda verdad y la unifica. Entonces ¿Cuál es esa antorcha? Es la Renovación Carismática de la Iglesia Católica que representa un Pentecostés perenne y actual, lo más grande, un Pentecostés hoy. Por eso tiene que estar encendida. ¿y qué es lo que enciende? La luz del Padre, el resplandor del Hijo y el fuego del Espíritu Santo.
Desde tiempos de S. Agustín se ha dicho que “lo que es el alma para el cuerpo del hombre, eso es el Espíritu Santo para el cuerpo de Cristo que es la Iglesia”, y el alma es el principio que da vida al cuerpo humano, lo mueve, lo hace creer, lo lleva a plenitud, los sostiene y lo renueva constantemente.
La Renovación Católica Carismática está presente en 238 países y ha tocado las vidas de más de 100,000,000 católicos.
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HISTORIA DE LA Renovación Carismática Católica